Jugando al melate.
Hola, saludos a mis lectores, les platicare como me fue el día de hoy.
El día de hoy tuve que ir al CUCEI a presentar dos exámenes departamentales, a las 8:00 y 10:00 a.m. Precalculo y Algebra Lineal respectivamente.
Desperté temprano, no realice ningún tipo de repaso o de estudio para estos exámenes, sabia que en el de precalculo me iría bien y justamente así fue.
Se hicieron las 8:00 llego maestra que nos aplicaría el examen, repartió los exámenes y comencé a resolverlo, no era tan fácil como el examen departamental anterior, mas yo iba mas preparado para este, tomándome mi tiempo lo fui resolviendo tranquilamente, cada respuesta que ponía era como meter 5 puntos a mi bolsillo, respondí bien 18 de 20 preguntas con toda certeza, por lo que no debo de sacar menos de 90 cuya calificación le dedico a mi novia Belén.
Salí del aula con alegría, sintiéndome libre, sabiendo que a pesar de haber tronado los parciales había aprendido y mucho, sabiendo que no había defraudado a mi maestra, a la gente que me apoyo y a mi mismo. Me encontré a varios compañeros con quienes intercambie respuestas y comentarios. Posteriormente después de vagar un rato procedí al aula T23 la cual habría de decir la última palabra en otra materia, Algebra Lineal.
Llegue al aula, me senté y saque una de las paletas que Belén me había regalado, entonces me puse a pensar ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿a quien quiero engañar?
No tenia la mas mínima posibilidad de pasar dicho examen, mis conocimientos de la materia son mínimos y yo requería de un 97 para poder pasar la materia. Fue entonces que me di cuenta de que me había convertido en el tipo de persona que siempre he detestado y que jamás he querido ser, esos que dejan todo al último, que no se esmeran, esos conformistas mediocres. Me encontraba ahí sentado esperando un examen que tuviera opciones múltiples y contra toda lógica sacar bien todas las preguntas sin saber mucho. Lo que yo quería lograr es estadísticamente imposible.
Llego un tipo y se sentó junto a mi, traía en su mano un formulario, saco una pluma un lápiz y un sacapuntas, busco como loco un borrador pero no lo encontró, lucía estresado y nervioso, decidí regalarle un pedazo de borrador que me había encontrado tirado, dado que no lo necesitaba pues tengo 3 borradores. Me pregunto que si sabia, respondí con una negativa, el parecía saber un poco, mas aun así lucía bastante perdido.
Finalmente la maestra ingreso cargando consigo los exámenes, organizo a la gente como quiso y repartió los exámenes. 16 preguntas, 5 de ellas abiertas.
Mire fijamente a la prueba muchas de las cosas que pedía ya las había escuchado antes mas nunca las había logrado entender, respondí 11 preguntas, de las cuales 91% fueron sin saber, era como querer sacarme el melate. Entregue el examen y me fui de de ahí. Mientras caminaba pensaba en el gran fracaso que fui en una materia referente a las matemáticas que tanto me gustan. Sentí coraje, por que ese inepto maestro al cual corregí, pues no sabía como resolver una ecuación cuadrática, nunca supo enseñarnos bien, nos aburría y lucia mas confundido que nosotros, pero mas que nada sentí coraje conmigo mismo pues no me había esmerado lo suficiente, si hubiera estudiado lo que debí de haber estudiado, hubiera podido resolver ese examen con una mano amarrada a la espalda. Sin embargo… el hubiera no existe. No voy a lloriquear, fracase en esa materia por mi mismo y por nadie mas, yo y solo yo soy responsable de este tropiezo y aunque me doliera el orgullo, me levantare y seguiré andando.
Les deseo mucha suerte y mucho éxito a todos.
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